Neuronas adicionales serían la clave del autismo: estudio
Por Julie Steenhuysen | Reuters – mié, 9 nov 2011CHICAGO (Reuters) - Los niños con autismo tendrían demasiadas células en una zona clave del cerebro necesaria para la comunicación y el desarrollo emocional, lo que ayuda a explicar por qué los chicos con ese trastorno suelen tener cerebros más grandes de lo normal, informaron investigadores.
El estudio de un equipo estadounidense sugiere que la condición comienza en el útero materno, dado que las neuronas en esa región cerebral -conocida como corteza prefrontal- se desarrollan habitualmente en el segundo trimestre de embarazo.
Los resultados podrían ayudar a reducir la búsqueda de una causa del autismo, un trastorno que afecta a uno de cada 150 niños nacidos en la actualidad en Estados Unidos, lo que equivale a alrededor del 1 por ciento de la población.
"Hallamos un destacable 67 por ciento de aumento en la cantidad total de células cerebrales en la corteza prefrontal", dijo el doctor Eric Courchesne, del Centro de Excelencia en Autismo de la University of California en San Diego, cuyo estudio publica Journal of the American Medical Association.
Courchesne y sus colegas contaron cuidadosamente el número de neuronas en el tejido de siete varones con autismo que habían muerto y de seis niños que no tenían autismo al momento de su muerte.
Los expertos se focalizaron en la corteza prefrontal, una parte del cerebro que se considera que crece demasiado y muy rápido en los niños con autismo.
"Es una parte del cerebro que es importante para las funciones social, emocional y comunicacional, y compone alrededor del 25 al 30 por ciento de la corteza cerebral", dijo Courchesne en una entrevista telefónica.
Su equipo fue el primero en el 2003 en relacionar el rápido crecimiento de la circunferencia de la cabeza durante el primer año de vida con el autismo.
El autor señaló que el resultado de una presencia excesiva de neuronas en la corteza prefrontal explica ese crecimiento mayor del cerebro en los autistas, y permite vislumbrar el motivo por el cual el funcionamiento de esa zona cerebral falla.
"Esto no es sólo un simple aumento en las neuronas. Implica un enorme incremento en las conexiones potenciales y, por lo tanto, una posibilidad de errores conectivos que podrían llevar a un funcionamiento anormal", explicó Courchesne.
El autismo constituye un espectro de desórdenes que van desde una incapacidad profunda de comunicarse y un importante retraso mental hasta síntomas relativamente leves como el síndrome de Asperger.
FINALMENTE, ALGO SOLIDO
Científicos han hallado docenas de genes que aumentarían el riesgo de autismo. Pero las causas genéticas sólo explican entre el 10 y el 20 por ciento de los casos, y estudios recientes apuntan a la exposición a factores ambientales, posiblemente desde el útero, como posibles disparadores.
"Por años, esto ha sido un gran rompecabezas desde el punto de vista de la evidencia. ¿Dónde está la evidencia de que el autismo tiene un origen prenatal?", señaló Courchesne. "Por primera vez, tenemos algo realmente sólido", añadió.
El equipo halló exceso de neuronas en cada uno de los niños con autismo analizados, según informó el autor. Y los cerebros de los chicos autistas pesaban más que los de los niños de la misma edad con desarrollo habitual.
Los investigadores reconocieron, no obstante, que el estudio es pequeño.
Courchesne indicó que es difícil encontrar muestras cerebrales de personas jóvenes con autismo y que su estudio incluyó algunas de chicos muy pequeños, con un rango de entre 2 y 16 años.
"Esto realmente nos dice que la vida prenatal es un momento muy importante para estudiar y que ciertos mecanismos finalmente conducirán a comprender cómo surge el autismo", finalizó el autor
El estudio de un equipo estadounidense sugiere que la condición comienza en el útero materno, dado que las neuronas en esa región cerebral -conocida como corteza prefrontal- se desarrollan habitualmente en el segundo trimestre de embarazo.
Los resultados podrían ayudar a reducir la búsqueda de una causa del autismo, un trastorno que afecta a uno de cada 150 niños nacidos en la actualidad en Estados Unidos, lo que equivale a alrededor del 1 por ciento de la población.
"Hallamos un destacable 67 por ciento de aumento en la cantidad total de células cerebrales en la corteza prefrontal", dijo el doctor Eric Courchesne, del Centro de Excelencia en Autismo de la University of California en San Diego, cuyo estudio publica Journal of the American Medical Association.
Courchesne y sus colegas contaron cuidadosamente el número de neuronas en el tejido de siete varones con autismo que habían muerto y de seis niños que no tenían autismo al momento de su muerte.
Los expertos se focalizaron en la corteza prefrontal, una parte del cerebro que se considera que crece demasiado y muy rápido en los niños con autismo.
"Es una parte del cerebro que es importante para las funciones social, emocional y comunicacional, y compone alrededor del 25 al 30 por ciento de la corteza cerebral", dijo Courchesne en una entrevista telefónica.
Su equipo fue el primero en el 2003 en relacionar el rápido crecimiento de la circunferencia de la cabeza durante el primer año de vida con el autismo.
El autor señaló que el resultado de una presencia excesiva de neuronas en la corteza prefrontal explica ese crecimiento mayor del cerebro en los autistas, y permite vislumbrar el motivo por el cual el funcionamiento de esa zona cerebral falla.
"Esto no es sólo un simple aumento en las neuronas. Implica un enorme incremento en las conexiones potenciales y, por lo tanto, una posibilidad de errores conectivos que podrían llevar a un funcionamiento anormal", explicó Courchesne.
El autismo constituye un espectro de desórdenes que van desde una incapacidad profunda de comunicarse y un importante retraso mental hasta síntomas relativamente leves como el síndrome de Asperger.
FINALMENTE, ALGO SOLIDO
Científicos han hallado docenas de genes que aumentarían el riesgo de autismo. Pero las causas genéticas sólo explican entre el 10 y el 20 por ciento de los casos, y estudios recientes apuntan a la exposición a factores ambientales, posiblemente desde el útero, como posibles disparadores.
"Por años, esto ha sido un gran rompecabezas desde el punto de vista de la evidencia. ¿Dónde está la evidencia de que el autismo tiene un origen prenatal?", señaló Courchesne. "Por primera vez, tenemos algo realmente sólido", añadió.
El equipo halló exceso de neuronas en cada uno de los niños con autismo analizados, según informó el autor. Y los cerebros de los chicos autistas pesaban más que los de los niños de la misma edad con desarrollo habitual.
Los investigadores reconocieron, no obstante, que el estudio es pequeño.
Courchesne indicó que es difícil encontrar muestras cerebrales de personas jóvenes con autismo y que su estudio incluyó algunas de chicos muy pequeños, con un rango de entre 2 y 16 años.
"Esto realmente nos dice que la vida prenatal es un momento muy importante para estudiar y que ciertos mecanismos finalmente conducirán a comprender cómo surge el autismo", finalizó el autor
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