“Me parece un milagro que el público se ría en este documental sobre el autismo”
Félix Fernández de Castro, director de María y yo
Sin artificios, sin dobleces y sin la necesidad de tener que repetir hasta la saciedad una escena para que quede perfecta, con la única condición de ser uno mismo. Así se presenta María y yo, la ópera prima de Félix Fernández de Castro, que lleva al cine, se estrena hoy, la historia del que fuera Premio Nacional de Cómic, para contar el autismo con sentido del humor y con mucho cariño. Este profesional de la publicidad con varios Leones de Oro de Cannes y Soles de Oro de San Sebastián nos cuenta en primera persona cómo ha sido su experiencia de poner voz a un personaje de cómic tan real como la propia María.
¿Prefieres llamarlo documental o película?
Me lo han preguntado en varias ocasiones. Yo creo que se ha quedado a medio camino y eso me gusta. Está basado en un cómic pero protagonizado por dos personas reales, por lo que es un documental. Lo que ocurre es que al coger la estructura narrativa del cómic no es un documental al uso.
¿Te has cansado de la publicidad?
No, que va. No soy de esos directores de publicidad, a pesar de que la publicidad pasa por unas horas bajas. El azote de la crisis ha sido muy duro y se ha convertido en una crisis de credibilidad. Yo he trabajo en publicidad durante muchos años y he sido muy feliz. Tenía ganas de contar una historia desde el cine. Lo que ocurre es que he tardado mucho en encontrar una historia que me motivase lo suficiente como para lanzarme. Por eso tropezar con María y yo fue una suerte.
Acostumbrado a condensar en un spot una historia, ¿has tenido suficiente tiempo en María y yo para contarlo todo?
Sí, sí. El formato de María y yo es algo a lo que le dimos demasiadas vueltas. El libro divierte y yo quería que eso se trasladara a la película. El ritmo del libro quería que estuviera en la película. Yo quería una película que pasara, que entretuviera, que mantuviese despierto al espectador.
¿Cuándo te enamoras de María y yo?
En julio de 2008 estaba en Madrid trabajando en un proyecto de publicidad y leí una reseña donde se informaba de que le habían concedido al libro el Premio Nacional de Cómic. Me lo compré y lo leí de una sentada en un viaje en avión. Me quedé completamente impactado. A los pocos días empiezo a pensar que además de ser un libro estupendo podría ser una estupenda película. Contacto con Miguel y se lo propongo. A Miguel le encanta la idea. Pone como única condición que la madre de María esté de acuerdo. Y así fue.
¿No te produjo vértigo enfrentarte a contar una realidad tan complicada como el autismo?
Sí, me produjo mucho vértigo. Por un lado me produjo vértigo no tanto el enfrentarme a una historia sobre el autismo sino cómo trasladar el personaje del cómic a la película. María en el cómic es un dibujo muy mono y estilizado pero que deja muchas cosas fuera de su auténtica realidad. Eso sí que me preocupaba mucho. Cuando conocí a María el día de su cumpleaños en el fondo fui a saber si sería capaz de contar la historia con la María de verdad. Después de aquel viaje lo tuve claro y creo que fue una buena decisión. María, con todas sus barreras, tiene tanta personalidad y es tan especial que te acabas enamorando de ella tal como es.
¿Ha sido más difícil entender el mundo de María o conseguir que el espectador lo comprenda?
María funciona con un registro limitado de claves. Seguro que sus padres son capaces de matizar más que yo. María tiene un mundo relativamente simple. Aunque también es verdad que María también te tiene que aceptar en él. A María, de hecho, le costó un poco al principio aceptarme en su mundo. El mundo de María, además, es muy atractivo, es una presencia muy enigmática.
¿Qué tópicos sobre el autismo consigue enterrar el documental?
No lo sé. Esto lo tendría que decir el público. Yo no he tenido ninguna pretensión. Lo máximo a lo que podía aspirar era a sacar el problema del armario, a ventilarlo. Bueno, quizá, el tópico que rompe es que es una visión positiva, directa y humorística, incluso, del autismo. Lo que me parece el máximo milagro es que hay muchas escenas en las que el público se ríe con ganas. Yo creo que hay mucha gente que se piensa que se va a encontrar con una visión más lacrimógena de la discapacidad.
¿Cuál ha sido la experiencia durante el rodaje que más te ha impresionado?
Muchas, ha habido muchas. La conexión que hay entre María y su padre en determinados momentos, esa fuerza es impresionante.
¿Has visto la película con María?
No, todavía no. Con María he visto imágenes de la película. De todas formas, María no llegará a ser nunca muy consciente de la película. No creo que alcance a comprender todo el hilo conductor. Con Miguel sí la he visto y creo que está muy contento, lo que me alegra porque él ha puesto mucho en esta película.
¿Le has cogido el gustillo al cine?
Totalmente, espero que sea la primera, no la última. La publicidad es mi profesión y seguiré rodando proyectos mientras me los encarguen pero me gustaría poder volver a rodar una película.
¿Prefieres llamarlo documental o película?
Me lo han preguntado en varias ocasiones. Yo creo que se ha quedado a medio camino y eso me gusta. Está basado en un cómic pero protagonizado por dos personas reales, por lo que es un documental. Lo que ocurre es que al coger la estructura narrativa del cómic no es un documental al uso.
¿Te has cansado de la publicidad?
No, que va. No soy de esos directores de publicidad, a pesar de que la publicidad pasa por unas horas bajas. El azote de la crisis ha sido muy duro y se ha convertido en una crisis de credibilidad. Yo he trabajo en publicidad durante muchos años y he sido muy feliz. Tenía ganas de contar una historia desde el cine. Lo que ocurre es que he tardado mucho en encontrar una historia que me motivase lo suficiente como para lanzarme. Por eso tropezar con María y yo fue una suerte.
Acostumbrado a condensar en un spot una historia, ¿has tenido suficiente tiempo en María y yo para contarlo todo?
Sí, sí. El formato de María y yo es algo a lo que le dimos demasiadas vueltas. El libro divierte y yo quería que eso se trasladara a la película. El ritmo del libro quería que estuviera en la película. Yo quería una película que pasara, que entretuviera, que mantuviese despierto al espectador.
¿Cuándo te enamoras de María y yo?
En julio de 2008 estaba en Madrid trabajando en un proyecto de publicidad y leí una reseña donde se informaba de que le habían concedido al libro el Premio Nacional de Cómic. Me lo compré y lo leí de una sentada en un viaje en avión. Me quedé completamente impactado. A los pocos días empiezo a pensar que además de ser un libro estupendo podría ser una estupenda película. Contacto con Miguel y se lo propongo. A Miguel le encanta la idea. Pone como única condición que la madre de María esté de acuerdo. Y así fue.
¿No te produjo vértigo enfrentarte a contar una realidad tan complicada como el autismo?
Sí, me produjo mucho vértigo. Por un lado me produjo vértigo no tanto el enfrentarme a una historia sobre el autismo sino cómo trasladar el personaje del cómic a la película. María en el cómic es un dibujo muy mono y estilizado pero que deja muchas cosas fuera de su auténtica realidad. Eso sí que me preocupaba mucho. Cuando conocí a María el día de su cumpleaños en el fondo fui a saber si sería capaz de contar la historia con la María de verdad. Después de aquel viaje lo tuve claro y creo que fue una buena decisión. María, con todas sus barreras, tiene tanta personalidad y es tan especial que te acabas enamorando de ella tal como es.
¿Ha sido más difícil entender el mundo de María o conseguir que el espectador lo comprenda?
María funciona con un registro limitado de claves. Seguro que sus padres son capaces de matizar más que yo. María tiene un mundo relativamente simple. Aunque también es verdad que María también te tiene que aceptar en él. A María, de hecho, le costó un poco al principio aceptarme en su mundo. El mundo de María, además, es muy atractivo, es una presencia muy enigmática.
¿Qué tópicos sobre el autismo consigue enterrar el documental?
No lo sé. Esto lo tendría que decir el público. Yo no he tenido ninguna pretensión. Lo máximo a lo que podía aspirar era a sacar el problema del armario, a ventilarlo. Bueno, quizá, el tópico que rompe es que es una visión positiva, directa y humorística, incluso, del autismo. Lo que me parece el máximo milagro es que hay muchas escenas en las que el público se ríe con ganas. Yo creo que hay mucha gente que se piensa que se va a encontrar con una visión más lacrimógena de la discapacidad.
¿Cuál ha sido la experiencia durante el rodaje que más te ha impresionado?
Muchas, ha habido muchas. La conexión que hay entre María y su padre en determinados momentos, esa fuerza es impresionante.
¿Has visto la película con María?
No, todavía no. Con María he visto imágenes de la película. De todas formas, María no llegará a ser nunca muy consciente de la película. No creo que alcance a comprender todo el hilo conductor. Con Miguel sí la he visto y creo que está muy contento, lo que me alegra porque él ha puesto mucho en esta película.
¿Le has cogido el gustillo al cine?
Totalmente, espero que sea la primera, no la última. La publicidad es mi profesión y seguiré rodando proyectos mientras me los encarguen pero me gustaría poder volver a rodar una película.
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