Cultura |13 Mayo 2010 - 10:11 pm
Sobre la esperanza de encajar
Por: Liliana López Sorzano
El malagueño con síndrome de Down Pablo Pineda visitó Colombia para promocionar la película que protagoniza junto a Lola Dueñas, ‘Yo, también’ que se estrena este viernes.
Foto: Cortesía Cineplex
Pablo Pineda en el papel de Daniel. Un retrato de esperanza y frustración de una persona con síndrome de Down.
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Pablo Pineda, actor español
Un cromosoma de más es el responsable de poner a temblar la balanza y de crear una excepción humana. Pablo Pineda tiene 35 años y es consciente de su síndrome de Down desde los 10. Sin embargo, a pesar de las limitaciones físicas y mentales él se siente, al final, como cualquier otra persona, y a los ojos de los demás aparece como un caso insólito. Nunca estuvo en un colegio especial y no sólo terminó el bachillerato, sino que se convirtió en el primer europeo con discapacidad cognitiva en haber recibido un título universitario en educación. Todo esto se lo debe a la formación que recibió de sus padres, quienes siempre insistieron en tratarlo como a cualquiera de sus otros tres hijos.
Pineda interpreta a Daniel, un joven sevillano con síndrome de Down que comienza a trabajar en la administración pública de la ciudad, donde conoce y se enamora de Laura, interpretada de manera admirable por Lola Dueñas, quien ganó el Premio Goya y la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián como Mejor Actriz.
A pesar de la ficción, las vidas de intérprete y personaje se mezclan inevitablemente, y aunque se sabe que hay un guión y que hay indicaciones de los directores, la actuación de Pineda es tan natural y tan exenta de poses que es difícil trazar la raya que separa la realidad y la pantalla.
La película es una historia de amor entre dos personas que unen sus soledades, una celebración de la vida, un mensaje de inclusión para aquellos que no encajan en la “normalidad”, pero que evita caer en sensiblerías y paternalismos. Sin duda es una historia conmovedora pero es importante rescatar la manera como los productores y directores se encargaron de mostrar este trastorno desde lo cotidiano hasta los tabús con una honestidad brutal. El Espectador entrevistó a Pablo Pineda en su paso por Colombia.
¿En dónde se une el personaje y Pablo, en dónde se distancian?
Se unen por dentro, en esa parte amorosa, afectiva, en esa necesidad de que te amen. Eso es lo que más nos une. Y nos distanciamos en el modo en que actúa. Daniel es más lanzado, impulsivo, yo soy más reflexivo, me paro a pensar dos veces antes de hacer o de decir.
La película trata el tema “ tabú” de la sexualidad en las personas con síndrome de Down. ¿Cómo lo lleva en su vida real? ¿Qué ha pasado en su vida amorosa?
Durante todos mis años me he enamorado, eso está claro. Me gustan las chicas y me enamoro con bastante facilidad. Pero cuando te rechazan duele. Te rompen el corazón, pero es cuestión de madurar. Por ahora nunca he sido correspondido. Sueño con que alguien me quiera y me ame.
Hay una escena donde el hermano de Daniel le dice: “Te estás enamorando de las chicas equivocadas. Tienes que enamorarte de chicas que estén a tu mismo nivel”. ¿Cómo lo ve usted? ¿Cree posible enamorarse de alguien con síndrome de Down o suele interesarse sólo en gente que no lo tenga?
Esa escena automáticamente me da coraje, me da rabia. Porque primero me rebaja como si mi nivel fuera más bajo. ¿Por qué tengo que enamorarme de una chica con síndrome de Down? Lo puedo escoger yo, no me tienen que imponer eso. Me tienen que dar un poco más de maniobra. Eso es lo que más rabia me da.
¿Qué momento o que época recuerda como una de las más duras de su vida?
Hubo un momento que fue en segundo curso de secundaria (grado 7). Me tocó un grupo de chicos con el que no cuajé. Me dejaban solo y apartado. Ese sentimiento de soledad, de tristeza fue muy grande. Ahí me dieron ganas de tirar la toalla, pero hice todo lo contrario, quise seguir. Por eso había que pasar también…
¿Cómo se relaciona con la gente que tiene su mismo síndrome?
Toda mi vida he luchado por la integración y siempre he vivido rodeado de gente “normal”. Entonces cuando uno lleva tantos años ahí, te acostumbras a estar con ellos. Cuando estoy con gente con síndrome de Down siento mucho cariño, mucha cercanía interior pero me cuesta más. Quizá los veo un poco por debajo porque mi nivel es superior. Nunca he conocido a alguien con síndrome con quien me sienta de igual a igual. Es difícil porque si empiezas por la sobreprotección de los padres, eso hace que el nivel baje.
Sus padres se empeñaron en educarlo como una persona normal. ¿Cree que esta es la vía correcta para cualquier persona que tenga el síndrome de Down?
Lo primero que le digo a los padres, en todas mis conferencias, es que los dejen, que los enseñen a ser autónomos, independientes. Confiar en ellos. Mis padres siempre confiaron en mí. Soy el menor de cuatro hermanos y aún vivo con mis padres. Me han educado en la autonomía, dándome responsabilidades. Yo limpio, arreglo la casa, pongo la mesa...
Siempre ha estado bajo la mirada ajena. ¿Esta película ha reforzado esa mirada? ¿Cómo se siente al ser tan observado?
Lo llevo con tranquilidad. El hecho de que haya ido a un colegio y a una universidad ya te hace pasar por muchas miradas, de padres, madres... Esos logros han hecho que la atención sea muy grande y los medios de comunicación han sido los padres de eso. Con la película esto ha aumentado, y fue mucho de golpe, de repente. Me dio algo de miedo, me sorprendió. Me agobia cuando no hay control. Me pasó ayer en Cartagena que después de la conferencia que di, todos querían fotos, autógrafos, me rodearon. Me dio algo de claustrofobia. Pero en general lo tomo con tranquilidad y paciencia, porque una película implica todo esto y tengo que asumirlo.
¿Repetiría la experiencia de actuar?
Me gustó mucho la película, me la llevé muy bien con el equipo y con Lola, pero repetir la experiencia de actuar, no creo.
¿Qué fue lo que más le gustó de haber actuado con una actriz consagrada como Lola Dueñas?
Estar al lado de Lola es estar al lado de una persona superdirecta, de una sinceridad abrumadora. Cuando está bien o cuando está mal te lo dice. Me gusta su alegría, es muy extrovertida, muy divertida… cuesta verla porque es todo lo contrario a su personaje. Nos hicimos amigos de verdad. Cuando veo su nombre en el celular, se me cambia la cara pero por completo porque es mi amiga.
¿Adónde quiere llegar?
Hombre, conseguir una independencia, un trabajo. Trabajar en educación, con temas sociales. Hacer algo que tenga contacto con la gente porque lo disfruto mucho.
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