viernes, 8 de julio de 2011


LUNES 27 DE JUNIO DE 2011 00:05


Un trastorno cognitivo de ceguera mental

Una broma entre amigos, un chiste contado por algún compañero, es el ingrediente perfecto para una vida de relación. Pero ¿qué sucede cuando lo que dicen los demás resulta ruido a los oídos de los que carecen de una teoría de la mente para dilucidar la humorada? Para comprender en qué consiste el autismo, la profesora Lorena Silva, coordinadora en sede de I.T.E.A (Instituto Trastorno Espectro Autista) comenta que: “El vacío en teoría de la mente explica en gran medida las dificultades que las personas con TEA (Trastorno Espectro Autista) presentan en el área social” y agrega que “las consecuencias de este déficit pueden manifestarse en la dificultad para predecir la conducta de los otros, para darse cuenta de las intenciones de los demás, para entender sus emociones, como así también tienen “dificultad para mentir y para comprender engaños, bromas y chistes. Las metáforas, exageraciones, sarcasmos y chascarrillos son difíciles de entender para los niños que tienen un déficit en teoría de la mente.Si la teoría de la mente es la capacidad de inferir los estados mentales de otras personas (sus pensamientos, creencias, deseos, intenciones etc.) y el usar esta información para interpretar lo que dicen, los sujetos con TEA están imposibilitados de comprender a los demás, por lo tanto Silva, afirma que “debemos como profesionales intervinientes, atender a cada una de sus necesidades, brindarle los instrumentos, darle las respuestas, en definitiva, enseñarles todo eso que ante el común de la gente puede parecer obvio e innecesario. En un niño con dichas carencias es extremadamente significativo e imprescindible”.
“No existen recetas” explica la profesora Lorena, “que nos indiquen cómo proceder a la hora de trabajar con personas con TEA aunque compartan un diagnóstico. Antes que nada somos seres humanos, somos particulares, y si bien somos similares en algunos aspectos todos nos diferenciamos del otro, de ese modo podemos pensar también que la intervención que se seleccione en determinado momento para trabajar con “x” persona, debe ser también diferenciada, adaptada al máximo posible, que nos permita acercarnos lo suficiente como para estar atentos a lo que él está necesitando”.
No solamente se necesitan profesionales responsables sino que además se necesita de la organización y la colaboración, consciente y positiva de los miembros que conforman el entorno próximo del sujeto.
Si todos “hablamos el mismo idioma” y tenemos presente cada uno de los pasos a seguir en la educación y desarrollo de la persona, es más factible que ésta alcance cada una de las metas propuestas”.
Los niños con espectro autista “no distinguen entre lo que hay en el interior de su mente y lo que hay en el interior de la mente de los demás”. Cuando no se posee la capacidad para ponerse en el lugar de otra persona, las conductas ajenas resultan imprevisibles, carentes de sentido y por lo tanto, difíciles de comprender. Por eso es importante, afirma Silva, conocer de sus déficit para poder entenderlos.
FUENTE El Periódico Austral.

2 comentarios:

Mariela dijo...

Muy interesante.

Rosa Luna dijo...

Mariela:
Verdaderamente muy interesante. Me pregunto si nos compete a nosotros, que supuestamente hemos deberíamos haber desarrollado la capacidad empática, ponernos en su lugar para ayudarlos a ponerse en el lugar de los demás, a través de técnicas de habilidades sociales, entre otros recursos.
El punto es que la mayoría de las personas normocéntricas (sin discapacidad) no hemos desarrollado esa competencia tan importante para aceptar al otro diferente.
Un abrazo. Rosa