miércoles, 14 de diciembre de 2011

14/12/2011 - Cartas de los lectores
La desaparición silenciosa
Joaquín Polo Cañabate
En la Comunicación al VIII Congreso de la AEBI (Asociación Española de Bioética y Ética Médica), de octubre de 2011, que lleva por título "La desaparición silenciosa. A propósito del cribado eugenésico de las personas con síndrome de Down", D. Jaime Vilarroig Martín, de la Universidad CEU Cardenal-Herrera de Valencia, señala los siguientes hechos:
"En el período 1980-1985 se registró una frecuencia de nacimientos de personas con síndrome de Down de un 17,48 por 10.000. A partir de ese año la frecuencia desciende de modo constante hasta el 2009, donde se registró una frecuencia de 7,24 por 10.000". La principal causa de este descenso, tal como afirman los autores de las publicaciones donde aparecen los datos, es la puesta en marcha de la Ley de Interrupción voluntaria del embarazo en 1985". Y, concluye: "Cada vez nacen menos personas con síndrome de Down debido a que los embriones con este defecto congénito son abortados. Esto, además de la grave discriminación que supone (...), muestra el rechazo de la sociedad actual hacia la vida discapacitada"
 
Se trata sencillamente de la vuelta de la “eugenesia”, que consiste en eliminar a los seres que se consideran "inferiores", y que fue llevada hasta el paroxismo por el nacionalsocialismo alemán. Estas prácticas tan brutales aparecen de nuevo, con renovada crueldad, en nuestros tiempos y en nuestro país, situación ahora agravada por la entrada en vigor en 2010 de la llamada "Ley de salud sexual y reproductiva e interrupción voluntaria del embarazo", en la que se considera el aborto como un "derecho" de la mujer gestante.
 
A pesar de tanta propaganda en nuestros medios de comunicación, a pesar de tantos eufemismos para evitar la desconsideración a los minusválidos, a pesar de tanto dinero gastado en campañas públicas para evitar la discriminación de las personas que no pueden valerse por sí mismas, a pesar de todo lo considerado "políticamente correcto", estamos progresando a pasos agigantados hacia una sociedad deshumanizada, en la que el ser humano deja progresivamente de estar dotado de una dignidad inmanente, para convertirse en un ser despersonalizado y sumiso.
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